Llegado el otoño y con él, el descenso de las temperaturas, la lluvia, los cambios horarios, la disminución de las horas de luz y...la astenia otoñal. Y es que no todas las personas se habitúan fácilmente a los cambios ambientales que se producen con el cambio de estación.
Al igual que sucede al inicio de la primavera, en otoño algunas personas pueden padecer este trastorno, generalmente leve y de corta duración, que puede verse agravado por factores propios del ritmo de vida actual, como el estrés laboral o una alimentación incorrecta.
Todo esto es debido a que la luz solar controla la glándula pineal, que segrega melatonina, la hormona responsable de las emociones y el control biológico del organismo. Al producirse una disminución de la luz, como ocurre en otoño, se produce un desequilibrio entre las hormonas que afecta al sistema emocional.
La luz natural también activa la serotonina, la dopamina, y la noradrenalina, neurotransmisores que estimulan las neuronas. Si éstos no reciben suficiente luz, disminuyen su actividad con lo que la transmisión de mensajes químicos entre las células es menor y el resultado se refleja en un estado de tristeza y melancolía.
Los síntomas que aparecen son tanto físicos como psíquicos e incluyen cansancio, debilidad generalizada, somnolencia, bajo estado de ánimo, dificultad de concentración y apatía. También puede aparecer irritabilidad, falta de apetito, disminución de la libido e incluso un descenso de las defensas del organismo, lo que hace que este sea más sensible a procesos infecciosos.
Consejos para hacerle frente
- Respetar las horas de sueño
- Mantener una alimentación sana y equilibrada
- Practicar ejercicio físico moderado
- Llevar una vida ordenada, manteniendo horarios fijos.
- Reducir el consumo de sustancias como tabaco, alcohol y bebidas con cafeína
- Aprovechar las horas de luz natural para salir a tomar el aire y el sol
No obstante, en deportistas estas recomendaciones pueden no ser suficientes para hacer frente a la astenia, ya que la práctica de un deporte aumenta las necesidades de algunas vitaminas y minerales. En estos casos los suplementos pueden ser útiles para paliar los síntomas de este trastorno estacional.
La práctica de un deporte aumentara las necesidades de algunas vitaminas y minerales ya que cuando un deportista afronta un período de entrenamiento muy intenso y agotador es aconsejable tomar antioxidantes (vitaminas A, C y E) que parece que protegen contra el daño muscular.
La función concreta de estas vitaminas antioxidantes será evitar que el ejercicio provoque la formación de radicales libres, que originan un daño muscular que se traduce en dolor y sensación de hinchazón muscular y frena la recuperación del glucógeno del músculo.
El deporte y las vitaminas un buen equipo
Las vitaminas juegan un papel muy importante en el mantenimiento de una buena forma física (desarrollo, crecimiento, reacciones químicas y buen funcionamiento de los diferentes órganos del organismo).
Los deportistas son sometidos a una actividad física intensa, por lo que necesitan incrementar la resistencia física, aumentar la concentración y la velocidad de reacción. De ahí surge la necesidad de dotar a nuestro organismo de vitaminas que lo ayuden al desgaste físico y a tener más energía.
Los deportistas son sometidos a una actividad física intensa, por lo que necesitan incrementar la resistencia física, aumentar la concentración y la velocidad de reacción. De ahí surge la necesidad de dotar a nuestro organismo de vitaminas que lo ayuden al desgaste físico y a tener más energía.
Algunas vitaminas tienen influencia en el desarrollo del deporte como:
Vitamina B1: permite que los carbohidratos se metabolicen en nuestro cuerpo y puedan utilizarse durante los ejercicios como fuente de energía.
Vitamina B2: está relacionada con la energía del metabolismo mitocondrial, por tanto también en la obtención de energía.
Vitamina B12: esta vitamina funciona como una coenzima en el metabolismo del ácido nucleico y por lo tanto influencia en la síntesis de proteínas.
Niacina: funciona como coenzima en NAD (Nicotinamida Adenina Dinucleótido) que hace sus funciones en la glucólisis y en la síntesis de grasa.
Vitamina C: se trata de un antioxidante soluble en agua que participa en muchas reacciones enzimáticas. La vitamina C mejora la absorción en el estómago y es necesario en la biosíntesis de muchas hormonas.
Vitamina E: es un antioxidante que remueve los radicales libres con el objeto de proteger las membranas celulares.
Para más información sobre nutrición deportiva consultar en la web de Vitae:
http://www.vitae.es
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